En un estudio realizado en 2013, se observó que un 56% de los niños entre 10 a 13 años son dueños de un teléfono inteligente y se estima que el 25% de los niños entre las edades de 2 a 5 años también poseen un smartphone o tablet. Podemos estar tranquilos, ya que no se han encontrado pruebas concretas de que la tecnología móvil esté vinculada a resultados adversos para los niños.
Los teléfonos inteligentes ofrecen beneficios a nuestros hijos. Por ejemplo:
- El niño es más capaz de: manejar búsquedas cibernéticas rápidas, tomar decisiones rápidas y desarrollar agudeza visual.
- Los juegos, ayudan a desarrollar la vista periférica.
- Las actividades motoras visuales, como el seguimiento de objetos lo la búsqueda visual de artículos, son mejoradas.
- Los usuarios de internet tienden a usar más a menudo las regiones cerebrales de toma de decisiones y resolución de problemas.
Muchos expertos y educadores opinan que los medios interactivos tienen un lugar en la vida de un niño. Los smartphones y tabletas pueden fomentar conceptos de aprendizaje, comunicación y camaradería.
Estas son algunas recomendaciones para aprovechar al máximo el tiempo dedicado a la tecnología:
- Los niños menores de 2 años, no deben usar pantallas o artículos electrónicos.
- Juegue al lado de su niño, interactúe con él cara a cara.
- Asegúrese que el smartphone no interfiera con oportunidades para jugar y socializar.
- Limite el uso del aparato a una o dos horas al día, eso incluye smartphones, TV, computadoras y otros aparatos electrónicos.
- Paute el uso positivo del smartphone.
- Aliente comidas familiares y comunicación.
- Busque apps que promuevan la construcción del lenguaje, matemáticas, literatura y conceptos científicos.
- Indique que se apague el smartphone al ir a dormir.
Aconsejamos a los padres a mantenerse informados en nuevos estudios con respecto a los efectos de los smartphones en los niños. Cada padre es libre de decidir cuándo debe permitir que sus hijos accedan a la tecnología. Sin embargo, los expertos concuerdan en una cosa,
y es que la moderación es la clave.
Fuente: psychcentral.com
