A veces en la vida nos toca pasar por situaciones que parecen imposibles de superar: un accidente, la muerte de un ser querido, problemas económicos… Son esos momentos en los que debemos sacar nuestra fuerza interior para avanzar y continuar. La resiliencia se define como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite, no sólo sobreponiéndose a ellas sino también fortaleciéndonos positiva y emocionalmente.
Todos podemos desarrollar la resiliencia a lo largo de nuestras vidas, es sólo cuestión de cambiar algunos hábitos y creencias.
SIETE HÁBITOS PARA SER RESILIENTES
Ser creativos: Del caos sacar belleza. Una persona resiliente no se enfrasca en lo que está mal, se las ingenia para sacar virtudes de la situación y así sobreponerse.
Creer en nuestras habilidades: Confiar en que somos capaces y contamos con las herramientas para superar la crisis.
Cultivar nuestro optimismo: Es normal sentirnos desmotivados ante algunas situaciones, pero mantener un punto de vista positivo nos facilita comprender que los obstáculos son transitorios y que cada situación es una oportunidad para aprender.
Tener una mente flexible: La vida está llena de cambios, esto es una realidad, es por ello que debemos ser capaces de replantearnos nuestras metas y planes cuando sea necesario.
Abrirnos sobre nuestros problemas: Hay eventos que son potencialmente traumáticos y no tienes por qué asumirlos solo, ábrete con tus seres queridos, grupos de apoyo o busca ayuda profesional cuando lo consideres necesario.
Dejar ir: A veces queremos tener el control absoluto, por lo que si alguna situación se nos llegara a escapar de las manos, aparecen la culpa y el estrés; es necesario canalizar nuestros pensamientos, entendiendo que realmente es imposible tener el control de todo.
Cuidarnos: Nuestro cuerpo es nuestro templo. Realizar ejercicio con regularidad, llevar una alimentación balanceada y practicar nuestras actividades favoritas aumentan nuestros niveles de dopamina, endorfina y serotonina, conocidas como las hormonas de la felicidad, las cuales nos ayudan a contrarrestar el estrés que podamos sentir.
Alcanzar la resiliencia no es algo que se logra de la noche a la mañana, pero sin duda poner en práctica estos hábitos permitirán que adquiramos conductas positivas y desarrollemos nuestras fortalezas existentes.